De nada en absoluto, en menos de una década. Octopus Energy nació en 2015 como uno de los tentáculos más grandes del grupo del mismo nombre para plantar sus pies sobre las plantas. eres grande, los equipos eléctricos han chocado con el mercado británico desde su liberalización en los años 1990. Ahora, la celulosa rosa ha pasado por muchas etapas hasta romper ese equilibrio en mil un kilos: a finales de 2023 se convertirá en la principal comercializadora de electricidad de las islas, con algunos millones de clientes. Posee el 22% del total, varias operaciones de gigantes como British Gas, E.ON, OVO, EDF o Scottish Power (Iberdrola).
Este brillante crecimiento (en 2017 había solo 100.000 clientes); En 2019 pasó la barra del molino, todos ellos en el Reino Unido: se les dieron las credenciales y el músculo necesarios para escalar al exterior con las mismas cosas que los que devoraron el mercado local. Una internacionalización que le ha permitido superar ya los 7,7 millones de clientes en 18 países de cuatro continentes. Y lo que le impulsó a emitir en directo en España, donde se ha marcado el objetivo de llegar a millones de clientes nacionales en 2027. Para conseguirlo, los ha convertido -con las cifras actuales en la mano- en el barrio del operador, pisando los talones a Naturgia. La red es Mayúsculo: dos años después de su desembarco suma apenas 140.000 contratos.
“En Francia, Italia, Alemania, Japón o España estamos creciendo tan rápidamente como lo hicimos en el pasado en el Reino Unido. Y continuamos abriendo nuevos mercados”, se dirige al financiero y director general de Octopus Energy, Greg Jackson, en conversación con EL PAÍS durante una reciente visita a Madrid. En el caso español, con cuatro prioridades entre ceja y ceja: crecer en comercialización; garantizar que más personas tengan paneles solares, calentadores de aire y baterías instalados en sus hogares y eso incluye más coches eléctricos; crecimiento en generación; y que las eléctricas españolas “entiendan los beneficios” de Kraken, su propia plataforma tecnológica, que ya cubre —según sus cifras— la mitad del mercado británico.
Octopus Energy ganó el ejercicio en cifras verdes por primera vez en su historia: 283 millones de libras extranjeras (335 millones de euros), mientras que los que abandonaron perdieron casi 166 millones de dólares en los 12 meses anteriores. Sin arancel, su valoración fue de 8.500 millones de euros.
De España, en Jackson, camisa abandonada y negocio más propio de un empresario de Silicon Valley, el jefe del alcalde eléctrico británico, les atrae sobre todo la velocidad de crucero que ha destruido las renovables. Además, en el momento ideal para adecuar la demanda a las horas en las que más energía renovable se genera, muchos consumidores siguen sin flexibilizar el consumo para ahorrar unos euros y, también, unos kilos de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera. “Lo que pedimos es que ellos también se beneficien de las energías verdes: con las gangas que ofrecemos en otros mercados en las horas de sol y/o viento estamos consiguiendo una rebaja en la factura. Enviamos mensajes a nuestros clientes para aclarar: hoy la luz es gratis entre el medio y el tercer día. Cargad los coches, hornea… Aprovechad. O, por el contrario: esta noche la electricidad va a salir muy cara; Cuando pagamos, consumimos menos. Las baterías son y serán necesarias, pero primero procura sacarles todo el consumo posible a estas baterías”. Hasta hace poco, profundiza, “ser verde siempre implicaba asumir un costo mayor”. Sí, no: “Ahora es exactamente lo contrario: las energías renovables no son sólo lo más caro, a menos que cada año se haga más y más caro”.
Costas en caída libre
Recuerdo que el coste de generar energía solar es hoy, en promedio, 10 veces menor que en 2012. “Pero para que la gente se beneficie, no deben aumentar el consumo en las horas y días soleados o ventosos”. Cuatro de nuestros seis millones de clientes en el Reino Unido y tenemos infecciones que permiten esta flexibilidad. “Y, de ellos, dos millones están adaptando el consumo a la producción de cada momento”. Además, en las islas, Octopus trabaja directamente con constructores de viviendas de nuevo concepto para evitar pagar una sola factura de luz, gracias a la combinación de paneles solares, aire acondicionado y baterías. “Y la realidad es que ganamos más dinero con esas casas que con las que se alimentan únicamente de rojo”.
La compañía cuenta ahora con gran parte de la excelencia creada en Reino Unido en Kraken, la plataforma tecnológica que desarrolló su Octopus, y con la presunción de mejorar la eficiencia de la oferta y la demanda eléctrica. Además de sus propios clientes, presta servicios a otros 54 millones de dólares de su experiencia más directa (EDF, E.ON, Good Energy u Origin, entre otros) en 17 países. Y controla el 40% de las baterías que ayudan a la estabilidad del sistema eléctrico británico.
Aunque la mayor parte de su crecimiento es orgánico, en su constante búsqueda de crecimiento, Octopus también ha realizado controles sin sorpresas. A finales de 2022, el primer año marcado por el fin de la crisis energética, nos encontraremos con la bombilla británica afrontando su repentina caída en desgracia. En definitiva, así, 1,5 millones de clientes de una tacada. Ni 12 meses después concluyó la compra de la eléctrica comercial del petrolero Shell, con la que recaudó otros 1,4 millones de puntos de repostaje y 300.000 en Alemania.
Octopus se ha transformado en una comercializadora pura, pero entró en generación hace cuatro años -antes de la crisis energética- y ya está en este segmento en 15 mercados, donde cuenta con activos de generación por valor de 6.500 millones de euros. «Nuestro objetivo es aproximadamente cuando haya más volumen vendido y generado por nosotros». También ayudará a las personas que viven en busca de uno de sus parques solares o eólicos, con precios más bajos que el resto. “Con esta política hemos conseguido que, en un momento en el que algunos prefieren vivir muchas plantas renovables, se haya contactado con 22.000 comunidades para estar cerca y beneficiarse de la electricidad más barata”. De esta forma, la empresa permite reducir el coste del transporte de energía.
Octopus, como el resto de grandes coches eléctricos, ha encontrado en el coche eléctrico una enorme oportunidad. Aquí, dice, Europa camina con un retroceso preocupante. “Solo tenemos empresas dedicadas íntegramente a electricistas. En EE UU tienen a Tesla, Rivian, Lucid… En China, a BYD, que son las constructoras mayores del mundo. Aquí, mientras sólo esperamos que los titulares se transformen. Y la realidad es que no estás solo”, advierte. “Tenemos una posibilidad real de lo que sucederá a continuación: queremos ir mucho más rápido de lo que queremos”. A pesar de todo, afirma, la realidad te golpea y te impone: “Los aparatos eléctricos suelen ser más difíciles de usar y además estarán listos en el momento de la compra”.
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