Los turistas intentan relajarse y olvidarse de sus preocupaciones, pero cuando llegan a diversas zonas de España se encuentran con: “Alerta por sequía. Durante tu estancia en el agua”, no pasan más aviones que los que aterrizan en el aeropuerto de Barcelona. Las administraciones han reaccionado imponiendo restricciones a un sector que aún no ha batido récords -en 2023 superó los 85 millones de visitantes-, pero el debate ya está en los medios internacionales, que aprovechan para plantearse si el modelo de sol y playa podrá quedarse en el futuro, mientras Alenia avisa a su selección antes de visitarlos. Los expertos han intentado responsabilizar a los vecinos, que consumen mucha más agua que los residentes, y exigen datos precisos al respecto.
El cambio climático, que tiene pulsos de calor y secuelas persistentes, está poniendo el tema sobre la mesa en las últimas semanas. “¿Adiós al turismo de sol y playa?”, titulan los franceses Los ecos, en un reportaje hablabas de por qué compartir recursos con turistas “inconscientes y derrochadores”, con una ilustración de varios desconocidos frente a una piscina vacía y una ducha seca. «¿Cómo será España cuando esté en el agua?», se preguntaron los ingleses El guardián. “El país necesita un plan para salvar el sur, hacia donde irá el turismo y la agricultura”, apuntaba Tiempos financieros. «Una serie de años enfrenta a la población local con la industria del turismo», informa la NPR estatal.
De hecho, el Ministerio de Exteriores de Alemania ha incluido en los consejos de viaje y seguridad para viajar por España este mensaje: “Partes de Cataluña se encuentran en estado de emergencia hídrica debido a la persistente sequía. Actualmente afecta a más de 200 municipios, entre ellos Barcelona, Girona y los municipios de la Costa Brava. Esto significa que se aplican límites máximos de consumo de agua per cápita. Las restricciones también se aplican al funcionamiento de las piscinas de los complejos hoteleros y de las piscinas de las playas», informa. Almudena de Cabo. Algunos británicos medios también recomiendan a los ingleses viajar a la Costa del Sol.
Estos mensajes no siempre siguen tu destino. La mexicana Karen, de 25 años, pasó unos días de vacaciones en Barcelona: “No sabía que debía venir antes de venir, aunque lo vi en las señales del metro. En el hotel me dijeron que usaríamos el máximo de veces que pudiéramos, no más”, informa Anaís Díaz. Lisa, de la misma edad, llegó a la capital catalana desde Buenos Aires. “No he oído nada sobre la fuga de agua antes de venir, ni he visto ninguna señal sobre el tema. En el hostal no me explicaron nada, no me dijeron que había restricciones de agua”, señalaron que este argentino había viajado hasta aquí para visitar a un amigo.
La pujanza del turismo español, que genera el 12% del PIB, hace que las administraciones sean muy cautelosas a la hora de tomar medidas que influyan en el turismo. Sin embargo, también hay opacidad en los datos: ni el Ministerio para la Transición Ecológica, ni Turespaña, ni el Instituto Nacional de Estadística llevan estimaciones de cuánto agua gastan los visitantes. “Es muy difícil conocer los consumos del sector, ya que muchas veces son similares al consumo urbano, y hay muchos tipos de alojamiento, desde hoteles de cinco estrellas hasta campings y apartamentos en las ciudades”, dijo David Saurí, profesor de Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y experto en gestión del agua. “Hay algunos estudios pero no hay información a nivel de país, lo único que conocemos es una base para unir información dispersa y no sistematizada”, agrega.
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Confinamiento sin visitas
Uno de los trabajos más completos es el que se llevó a cabo en Baleares en 2020, tras el confinamiento, que dejó las localidades alejadas: se estimó que el gas de agua fue un 24,2% menor en los tres meses sin visitantes, vinculando los casos al 60% en los municipios más turísticos. “El estudio tiene en cuenta tanto el consumo directo como el indirecto, que incluye piscinas, jardines o campos de golf. El dato es extrapolable a otras islas, como Canarias, pero no tanto a zonas con más turismo urbano, como Barcelona o Málaga”, afirma Tolo Deyá, decano de la Facultad de Turismo de la Universidad de las Islas Baleares (UIB). ) y uno de los autores del trabajo. “También hemos clasificado a los turistas en cinco tipos, y hemos visto que el que más agua consume es el nocturno —el que va de fiesta— y el de sol y playa —el que más utiliza piscinas y duchas—. Mientras tanto, el turista natural, el activo -que realiza actividades deportivas- y el cultural -visitar museos- necesitan menos”.
Según la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamiento (AEAS), los ciudadanos consumen 131 litros al día (datos de 2022). ¿Los turistas disfrutan más o menos? Macià Blázquez, catedrático de Análisis Geográfico de la misma universidad, es coautor de un trabajo sobre el tema: “Hemos estudiado el consumo de agua con dos patrones, el turismo intensivo de sol y playa en un resort, como Magaluf, y el complejo residencial con chalet y campo de golf. Y comprobamos que en el primer caso tenemos un consumo de 200 litros por percepción, lo cual es muy razonable -es el modelo más eficiente-, mientras que en el segundo es de 1.100 litros”. Esta es, en la mayoría de los casos, la gastronomía diaria media del habitante.
Mariano Sidrach, catedrático de Física Aplicada de la Universidad de Málaga, estimó que alrededor de 30 millones de turistas en Andalucía consumirán en 2023 alrededor del 13% del agua, con una presidencia de alcaldía en ciudades y zonas costeras. “Calculo 300 litros diarios para los turistas y 130 litros diarios para los habitantes”, afirma. Julia Martínez, de la Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA), dice: “Hay que tener en cuenta que no es sólo un apartamento turístico, con uso común para vivir, que un hotel de cinco estrellas, con piscina, spa , jacuzzi y campo de golf”. La agencia pública Barcelona Regional estimó en 2016 la diferencia entre los establecimientos de la capital catalana: uno y dos estrellas, 165 litros por noche; tres, 232 litros; cuatro, 373 litros; cinco, 545 litros. El Gremio de Hoteles de Barcelona, entidad privada, estima que en 2022 se habrá reducido más de un 40%: 110 litros en una y dos estrellas, 143 en tres; 171 en cuatro y 252 en cinco.
¿Por qué utilizamos más agua durante las vacaciones? Tolo Deyá, de la UIB, responde: “El turista tiene un comportamiento hedónico, viaja para relajarse y rompe con ciertas limitaciones de su lugar de origen, como puede ser el horror y la sostenibilidad. Puedo ser muy consciente de mi vida diaria, pero ahora pienso que durante una o dos semanas al año que viajo lo que quiero es disfrutar de la experiencia, relajarme y no pensar en nada más. Esto también explica cuánto más hedonismo: si hay un jacuzzi en la habitación es probable que lo utilices”.
Zonas con estrés hídrico
Estanislao Pujades, investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), afirma: “La mayor parte del agua gastada es la agricultura, alrededor de un 75%. El consumo turístico total no parece mucho. Sin embargo, si se concentra en la zona del Mediterráneo, donde es más hidrófugo, y en este caso puede ser una parte importante del consumo”. ¿Entonces lo que hay que hacer? “Es complicado limitar los visitantes, porque implica un impacto económico muy grande para el país. Hasta ahora, las restricciones de agua no parecen aplicarse al turismo”.
Esta es la sensación de que cuando en Andalucía —otra zona con gran estrés hídrico—, cuando el ayuntamiento ha permitido unos días en los que los hoteles llenen sus piscinas, esto es cierto, pero les prohibirá tener detalles y bloques de vida en las zonas costeras de Málaga, Almería y Cádiz. En Barcelona te permitirán repostar con agua desalada. “En un lugar donde si se dejaba el agua a la gente, los turistas pueden hacer uso ilimitado, no parece muy lógico, ni un buen mensaje para la población, que lo ve como una carga comparativa y puede generar cierto odio. Este no es el modelo turístico que tenemos que fomentar, necesitamos turistas ambientalmente responsables”, responde Julia Martínez, de la FNCA.
Blázquez, de la UIB, coincide: “La industria turística tiene un libro blanco para utilizar el agua sin problemas. En Baleares hizo campaña para que los vecinos utilicen menos agua y Fridays for Future pidió aplicarlo también al sector turístico, que viene del lado de los residentes». Saurí, de la UAB, tercero: “El agua es derivada de un problema más profundo, los puntos turísticos que expulsan a los vecinos de sus barrios”. Eduardo Santander, director ejecutivo de la Comisión Europea de Viajes, añade: “El agua que se consume en el turismo es visible —una piscina, un campo de golf, una playa en una calle—; en otras industrias son invisibles, pero consumimos mucho más. El sector debe comunicar bien cómo utilizar y reciclar el agua para evitar conflictos sociales, y las administraciones deben generar programas para estudiar el consumo.» En su opinión, “lo que más influye en el turismo es la percepción, el año pasado ya variamos el gasóleo y ahora el siguiente, lo que hace que surja una tendencia a apuntar a destinos alternativos más al norte. El efecto de la búsqueda se verá lejos en las reservas vacacionales”.
Las fuentes de la Secretaría de Estado de Turismo recuerdan que «el turismo sostenible y el uso responsable del agua son una ecuación necesaria para que nadie salga perdiendo en el contexto de crisis climática en el que estamos inmersos y en esta línea debe avanzar la colaboración entre administraciones». . Todos los actores del sector turístico deben ser conscientes de que el agua es un bien cada vez más escaso y poner en marcha proyectos destinados a un uso más eficiente de los recursos».
Luis Babiano, director de la Asociación de Operadores Públicos de Agua y Saneamiento (AEOPAS), tiene algunas posibles soluciones: “Hay que crear planes de reutilización locales que aconsejen que baldeos, jardines y campos de golf sólo se puedan utilizar con agua regenerada, y es «Es necesario obligar a los hoteles a implementar tanques de aguas grises para este tipo de uso». Además, debo traspasar la responsabilidad a los turistas que puedan disfrutarlo, pero siendo conscientes de la situación climática en la que vivimos. Por eso, en el pasado hemos lanzado una campaña para pedir a los huéspedes que silencien los grifos de sus baños para evitar los baños -que generan mucho más gases que las duchas- y para advertir a los visitantes de la situación de escasez de agua”.
Es el mismo espíritu de las señales que reciben los visitantes del aeropuerto de Barcelona, aunque no siempre queda claro que el mensaje llegue: muchos visitantes continúan sin saber qué pasará. El presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona, Jordi Clos, ha hecho un mes en el que «el mensaje de que no hay agua» puede perjudicar al sector porque «los turistas marcharán» hacia otros destinos. Blázquez, de la UIB, bromea: “Está claro que el vestíbulo El turismo tiene mucho poder y se podrá no sufrir restricciones. Si la cosa es emperador, tendrás que seducir a un turista para poder relajarte en su hotel”.
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